Invertí en ladrillos desde casa: mi experiencia con pequeñas inversiones inmobiliarias

Invertí en ladrillos desde casa: mi experiencia con pequeñas inversiones inmobiliarias

mayo 21, 2025 0 Por Oscar Martinez

Crowdfunding inmobiliario. Durante años pensé que invertir en bienes raíces era cosa de grandes fortunas. Comprar un piso, alquilarlo, esperar a que se revalorizara… Todo eso sonaba bien, pero estaba lejos de mis posibilidades.

Sin embargo, todo cambió cuando descubrí el crowdfunding inmobiliario. No exagero si digo que esta modalidad me permitió entrar en un mundo al que antes solo podía mirar desde fuera.

Glosario del contenido del artículo:

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Hoy quiero contarte cómo me metí en esto, qué plataformas utilicé, cómo estructuré mis primeras inversiones y, lo más importante, lo que aprendí en el camino.

Qué es el crowdfunding inmobiliario y por qué me llamó la atención

Para explicarlo de forma sencilla: el crowdfunding inmobiliario te permite invertir en proyectos del sector inmobiliario con cantidades pequeñas de dinero.

A través de plataformas digitales, puedes empezar desde 100, 200, 300 o 500 euros y convertirte en «copropietario» de una vivienda, un local o una promoción entera.

Lo mejor de todo es que no tienes que encargarte de la gestión del inmueble: tú aportas capital, y la plataforma se encarga del resto.

Lo que me atrapó fue esa mezcla entre accesibilidad y diversificación. En vez de esperar años para comprar mi primer piso, podía empezar desde ya con varias inversiones al mismo tiempo.

Gráfico: Comparativa entre inversión tradicional vs. crowdfunding inmobiliario

  • Inversión mínima: 100 € (crowdfunding) vs. 100.000 € (tradicional)
  • Gestión directa: No (crowdfunding) / Sí (tradicional)
  • Diversificación: Alta (crowdfunding) / Baja (tradicional)
  • Liquidez: Media (crowdfunding) / Baja (tradicional)

Comparativa inversión tradicional vs. crowdfunding inmobiliario

Primeros pasos: elegir plataforma y fijar mi estrategia

Después de investigar bastante, me decidí a probar con dos plataformas que me inspiraban confianza: Urbanitae y Housers. Ambas están reguladas, ofrecen información clara sobre los proyectos y tienen una trayectoria reconocida en el sector.

Mi idea inicial era sencilla: empezar con cinco proyectos diferentes, con importes entre 100 y 250 euros, en ciudades distintas y en tipos de operaciones variados (alquiler, compra-venta, rehabilitación).

Gráfico: Distribución de mis primeras inversiones por tipo de proyecto

  • Alquiler: 40%
  • Compra-venta: 35%
  • Rehabilitación: 25%

Distribución de inversiones por tipo de proyecto

Qué datos analicé antes de invertir

Aunque las plataformas te lo dan todo «masticado», me propuse entender bien cada proyecto antes de entrar. Estos son los aspectos que más consideré:

  1. Ubicación del inmueble
  2. Tipo de operación (alquiler, desarrollo, reforma)
  3. Rentabilidad esperada
  4. Duración del proyecto
  5. Experiencia del promotor

Con esos datos en mano, hacía una pequeña matriz de riesgo/rentabilidad para decidir.

Cómo fue la experiencia de inversión

Una vez invertido el dinero, lo que más me gustó fue la transparencia. Mes a mes recibía correos con actualizaciones del estado del proyecto, fotos, porcentajes de avance, y en algunos casos incluso los primeros pagos por alquileres.

Al principio, confieso que miraba los resultados casi a diario. Pero con el tiempo entendí que esto no es como el trading de criptos. Aquí todo va más lento, pero también más estable.

Gráfico: Rentabilidad media obtenida por tipo de proyecto (a los 12 meses)

  • Alquiler: 4,2%
  • Compra-venta: 6,8%
  • Rehabilitación: 5,3%

Rentabilidad media por tipo de proyecto

Qué aprendí (y qué no repetiría)

Uno de los proyectos se retrasó más de seis meses por problemas con licencias. Aunque al final se resolvió, aprendí a no invertir en desarrollos urbanísticos nuevos si el terreno no tiene permisos cerrados.

También entendí la importancia de diversificar no solo por tipo de operación, sino también por ubicación. Un proyecto en Madrid con alquileres ya pactados no tiene el mismo riesgo que una rehabilitación en una zona en desarrollo.

Por último, aprendí a tener paciencia. En el mundo del crowdfunding inmobiliario, los resultados no llegan de un día para otro. Pero cuando llegan, suelen ser bastante sólidos.

Recomendaciones si quieres empezar

Si estás pensando en meterte en este mundo, te dejo algunos consejos desde mi experiencia:

  • Empieza poco a poco. No pongas más de lo que estés dispuesto a dejar crecer sin tocarlo.
  • Lee bien los documentos del proyecto. No te dejes llevar solo por el % de rentabilidad.
  • Diversifica desde el principio.
  • Ten claro el horizonte temporal: este no es un producto para hacerte rico rápido.
  • Elige plataformas reguladas y con historial comprobable.

Qué tipo de proyectos me han funcionado mejor (y cuáles evitaría)

Con el tiempo, me di cuenta de que no todos los proyectos dentro del crowdfunding inmobiliario funcionan igual de bien. Algunos ofrecen rentabilidades altas pero tienen más riesgo, y otros son más estables pero menos rentables.

En mi caso, los proyectos de alquiler a largo plazo en zonas céntricas me dieron buenos resultados. No solo por la rentabilidad directa, sino por la estabilidad de los pagos mensuales.

Los de compra-venta también funcionaron bien, aunque hay que tener paciencia con los plazos. El punto débil fue un proyecto de rehabilitación que se retrasó varios meses.

Mi recomendación: si estás empezando, busca operaciones sencillas, en ciudades grandes, con plazos definidos y promotores con experiencia comprobada. Huye de proyectos que dependen demasiado de permisos pendientes o de una venta futura incierta.

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Cómo reinvertí los beneficios y creé una rueda de inversión inmobiliaria

Una de las ventajas del crowdfunding inmobiliario es que puedes reinvertir lo que ganas. Cuando un proyecto termina y recuperas tu capital más intereses, puedes volver a meter ese dinero en otro proyecto.

Eso fue lo que hice. Con los primeros beneficios, abrí nuevas posiciones en otros inmuebles. Así, sin aportar mucho más dinero, fui escalando mi portafolio poco a poco.

Hoy tengo una pequeña rueda funcionando: mientras uno paga intereses, otro devuelve el capital, y otro más empieza a generar beneficios. Es un sistema lento, pero acumulativo y eficiente si eres constante.

Para mí, reinvertir ha sido la clave para pasar de cinco proyectos a más de una docena en dos años.

El valor educativo y emocional de sentirte parte del mundo inmobiliario

Más allá de las cifras, el crowdfunding inmobiliario me enseñó mucho sobre inversión, análisis y gestión emocional. Al principio, invertía con miedo. Ahora lo hago con criterio.

Aprendí a leer fichas técnicas, interpretar balances, analizar riesgos y tomar decisiones más objetivas.

Y hay otro valor: el sentimiento de participar en algo real. Saber que parte de mi dinero está ayudando a construir o rehabilitar viviendas, a generar empleo o a dinamizar barrios, me conecta con la economía real. Me hace sentir parte de un sistema más grande, pero accesible.

No tengo un edificio a mi nombre, pero sí pequeñas participaciones en muchos. Y eso, en lo personal, me da una enorme satisfacción.

¿Vale la pena invertir en crowdfunding inmobiliario?

Desde mi experiencia, sí. Especialmente si buscas una forma de generar rentabilidad sin asumir los riesgos y la complejidad de comprar un inmueble tú solo. No vas a duplicar tu dinero en un año, pero sí puedes ir construyendo un patrimonio de forma sostenible y sin dolores de cabeza.

Hoy tengo participación en más de una docena de proyectos. Algunos ya cerraron y me devolvieron el capital con beneficios. Otros siguen su curso. Pero lo más valioso para mí es haber empezado. Y haberlo hecho con cabeza.

Si te interesa la inversión inmobiliaria pero no tienes los recursos (ni las ganas) de lanzarte al mundo físico, el crowdfunding puede ser tu puerta de entrada.

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